Los préstamos estudiantiles crecientes, el altísimo costo de arriendo y las altas tasas de tarjetas de crédito frecuentemente se consideran como las barreras más grandes para la estabilidad financiera de los millennials. Sin embargo, aunque sea formidable en sí, esta serie de retos descuida otra variable importante que se ha aumentado a esta ecuación económica: las redes sociales y el marketing digital.
Las redes sociales y otras formas de actividad en línea no sólo son adictivas, sino que nos llevan a gastar dinero. Algunos estudios sugieren que el usuario promedio gasta entre 7 y 24 horas a la semana en las redes sociales. Dr. Mark Griffiths explica que estos patrones existen porque las redes sociales nos hacen sentir conectados, nos validan, agravan nuestro miedo de ser excluido y como resultado están enlazados a hábitos compulsivos de revisar el celular.
Si combinamos nuestro uso excesivo del internet con marketing digital, nuestras billeteras corren peligro. La publicidad digital se estima como una industria con valor de $192 mil millones y algunas personas pueden recibir alrededor de 5,000 anuncios por día.
Tan increíble como suena, todos probablemente estamos inconscientes de este bombardeo de publicidad precisamente porque es tan ubicuo.
¿Por qué es tan efectivo el marketing digital?
En comparación con otros obstáculos más obvios, como deudas y salarios bajos, las redes sociales pueden ser insidiosas de maneras que otras barreras financieras no son. El mundo digital crea un matriz de marketing pegajoso y enredado de ideas atractivas, presión social, y disponibilidad de productos deseados. Establece y glorifica un ideal, presionándote a pensar que lo quieres, y te bombardea con productos para (supuestamente) lograrlo.
Las redes sociales te convencen cómo quieres presentarte, qué quieres comer y cómo te quieres sentir. Y, como esa bruja miedosa que atrajo a Hansel y Gretel a su casa de jengibre con la promesa de lattes de matcha perfectos para Instagram y un trasero más grande y envidiable (o… algo así), las redes te atraen a ti.
Piénsalo así. La dieta, el fitness, los viajes, la moda, la salud y otras tendencias en gran parte se establecen a través del marketing digital y varios influencers (bien pagados). Por el uso frecuente de redes sociales, nosotros continuamente nos exponemos a medios que establecen ciertos valores, actividades, ideales corporales, comidas y puntos de vista como normas deseables.
Simplemente considera la influencia dramática de las Kardashian sobre las tendencias de la belleza, la propagación de comida de arco iris y la nueva fama de Baby Shark. La publicidad enfocada, los algoritmos personalizados y nuestra propia modificación de los ecosistemas virtuales nos meten en cámaras de eco personales (y deseables), las cuales refuerzan estas normas y formulan cómo nos vemos a nosotros mismos.
Los profesionales de marketing digital entienden que esta dinámica nos lleva a estar bombardeados de ciertos ideales (como las cejas oscuras y definidas) y aspirar a conseguirlos (pero ¿por qué esas cejas son el deseo de mi alma?). Para cambiar los que nosotros queremos a ganancias, los pros de marketing inteligentemente enfocan sus anuncios (ej. Un kit de cejas lujoso que cuenta $40 en tu cronología) y de repente nos encontramos pagando por algo que ni siquiera sabíamos que queríamos
Así, el marketing digital es ubicuo, adictivo, poderoso y pone todo en nuestra contra más efectivamente que las otras trampas de dinero.
¿Cómo puedo reducir el control de las redes sociales?
Pues, el marketing digital es más inteligente que nosotros. ¿Cómo podemos ser como Hansel y Gretel y escaparnos de ello?
Desarrolla tus conocimientos de las redes sociales
Ármate con los conocimientos fundamentales para comprender y controlar tus motivaciones detrás de las compras influenciadas por el marketing digital.
Publicidad enfocada
Googlea Crocs. Revisa su sitio web, compara sus precios con los de Amazon y lee las reseñas del producto. Intuitivamente, sabes que después de hacer eso te van a seguir por todas las plataformas de redes sociales que tienes.
Tecnología de seguimiento como las cookies permite que la publicidad enfocada funcione. Al desarrollar perfiles basados en la actividad en línea de los usuarios, su información demográfica y psicográficos, los pros de marketing dirigen sus productos hacia los usuarios más probables de comprar.
Miedo de ser excluido
El miedo de ser excluido (FOMO, Fear of Missing Out) es un sentimiento dominante que debemos conectarnos con otros usuarios en línea para compartir experiencias positivas.
Este miedo no simplemente atrae a la gente a usar las redes sociales, sino también la lleva a hacer compras y aceptar que esas experiencias positivas son necesarias para mantener un estilo de vida como otras personas.
Manipulación de marketing
Los profesionales de marketing digital utilizan técnicas para convencerte que necesitas sus productos. Todos queremos creer ciertas cosas sobre nosotros mismos – que somos sofisticados, únicos, conscientes socialmente, etc.
El Harvard Business Review reporta que cuando los pros nos dicen que estamos viendo un anuncio por su estilo de marca particular (tal vez parece sofisticado o “verde”) porque cabe con nuestro comportamiento pasado, nos están invitando a afirmar esa posible característica nuestra por una compra.
Sé práctico
El conocimiento sobre el marketing digital nos ayuda a entender y controlar nuestros impulsos. Pero, según la Asociación Americana de Psicología, la voluntad es un recurso limitado.
Algunas intervenciones prácticas también pueden ayuda a controlar gastos influenciados por el marketing digital.
Cambiar los hábitos en línea
Para reducir el tiempo en línea sin dolor, Entrepreneur.com recomienda el uso del internet más consciente. Nos recuerdan a “usar las redes sociales por períodos más largos con menos frecuencia: En vez de ingresar por dos minutos cada 15 minutos, puedes asignar tres ocasiones de 15 minutos durante tu día para ingresar.
Con el paso de tiempo, el tiempo que pasarás en línea se bajará.”
Poner pausa
Las compras impulsivas en línea son difíciles de quitar porque, pues, son impulsivas.
Si realmente estás dispuesto a hacer una compra, intenta ponerle pausa a esa compra por solo 72 horas. Un poco de tiempo y además revisar la compra nos puede ayudar a bajar los gastos que hacemos.
Hazlo más difícil comprar
Cada paso que agregas al proceso de hacer una compra hace que sea menos probable que la completes. Entonces, complica el proceso.
Borrar la información guardada de tu tarjeta de crédito. Bloquea los sitios donde haces compras frecuentemente. Quita las suscripciones que tienes en tu correo electrónico. Deja de seguir a influencers, pros de marketing, y marcas en las redes. Sólo compra en tiendas físicas.
En fin…
El marketing digital es inteligente y no puede convencer a gastar dinero en la búsqueda de mantener ciertos ideales que no contribuyen a nuestro propio éxito financiero de una forma duradera.
Soltar el control que nos tiene el marketing digital nos puede liberar dinero que ni siquiera sabíamos que teníamos. En cambio, podemos ahorrar ese dinero para invertirlo para un futuro mejor.