El mes pasado, congresistas estadounidenses ingresaron a la cámara de representantes un grupo de leyes que apuntan a controlar a gigantes como Amazon.
En un día normal una persona promedio se podría levantar de su cama para preguntarle a Alexa las noticias del día, podría ver una película en Prime Video, hacer sus compras de víveres en Whole Foods, o comprar y recibir una variedad interminable de productos vendidos en Amazon por la compañía o por vendedores independientes. Es imposible negar que en los últimos años Amazon se ha convertido en un estilo de “imperio de todo”, una compañía que participa en muy diversos sectores de la economía desde el retail hasta el hosting de sitios web, nube, entre otros.
Este tipo de dominación de mercado está bajo la mira de reguladores y legisladores en grandes mercados como los Estados Unidos, de donde Amazon es originario, y Europa. En ese sentido Amazon en conjunto con sus pares del ‘big tech’ como Facebook y Apple son objeto de proyectos legislativos en defensa de la competencia en dichos mercados. Pero existe una dificultad enorme al dividir negocios de este tamaño ya que de estos gigantes dependen muchos sectores de la economía incluyendo la pequeña y mediana industria- pilares cruciales de cualquier economía-.
Esto es especialmente cierto para Amazon debido a su negocio de artículos proveídos por vendedores independientes de todos los tamaños. Muchísimos de estos vendedores dependen de la logística, exposición y presencia de Amazon para llevar a cabo sus actividades, y sin la oportunidad de formar parte de la plataforma podrían desaparecer, causando efectos que ningún legislador quisiera provocar.
Pero Amazon tiene decidido qué hacer en caso de que el gobierno de los Estados Unidos ponga en práctica las leyes ingresadas el mes pasado al congreso. Y estas no son buenas noticias para los negocios que dependen del programa de ventas de proveedores independientes. La compañía declaró que en caso de necesitarlo, para preservar otros negocios importantes dentro de su paraguas, estaría dispuesto a sacrificar el negocio de ventas por terceros. Esto significaría un brinco al pasado cuando Amazon solo vendía productos proveídos por la compañía y no aceptaba artículos de terceros.
Algunos expertos consideran difícil de creer que esta sería una movida que Amazon esté dispuesto a hacer si esque las regulaciones cambian, pues no serviría a sus propósitos centrales. Sin embargo es evidencia de que la dificultad de dividir negocios de este tamaño siempre será un reto, pues nadie apoyaría una movida que probablemente cause un daño irreparable a la economía de un país.
El futuro de esta legislación es incierto, lo único que se puede preveer es que será un proceso a largo plazo, y que contará con un número interminable de obstáculos difíciles de sobrepasar.
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